La Justicia brasileña, así como muchas otras y aún en los días actuales, sufre con el crecimiento continuo de un gran número de procesos judiciales. Sin embargo, su capacidad de resolución de estos procesos aumenta año tras año de forma exponencial y este cambio se lo debemos, específicamente, a la implementación de la justicia digital en Brasil.
El sistema judicial brasileño está compuesto por varios tribunales – federal, estadual (provincial), tribunales comunes y especializados – y la gestión de cada uno de ellos es autónoma administrativa y financieramente. Mirando hacia el pasado, encontramos una situación en la que no existía ningún tipo de estandarización de los flujos de trabajo de los tribunales, incluyendo aquellos que eran de la misma competencia, lo que generaba un gran dificultad en la integración y fiscalización de los mismos.
Ante esta situación, se hizo urgente generar un cambio en el sistema de justicia brasileño.
El primer paso que se dio hacia la modernización del Sistema Judicial fue la firma, en el año 2004, del Pacto de Estado a favor de un Sistema Judicial más Rápido y Republicano, esto con el gran desafío de hacer que la justicia fuera cada vez más accesible, eficiente y moderna. Con este pacto, se perfeccionaron los esfuerzos para que los retos propuestos se volvieran realidad.
Así, y como uno de los resultados de la concentración de estos esfuerzos, en ese mismo año se creó, a través de la Enmienda Constitucional n. 45, el Consejo Nacional de Justicia (CNJ) que tiene como objetivo controlar el Poder Judicial por medio de dos actividades principales: planeación estratégica y gestión administrativa de los tribunales; y control disciplinario y correccional de las actividades de los magistrados.
Hoy en día el CNJ es un órgano plural, formado no solamente por jueces de diversas competencias, sino también por personas que representan al Ministerio Público, la abogacía y a los ciudadanos.
Con su creación ha sido posible tener más estadísticas nacionales fiables, se han establecido acciones con el objetivo de mejorar la gestión del Poder Judicial, como por ejemplo, la creación de un planeamiento estratégico y la institución de metas a los tribunales y a sus magistrados. Además, el Poder Judicial dejó de ser una caja negra impenetrable para volverse en un órgano más transparente en sus cortes y practicas administrativas.
Uno de los resultados más visibles ha sido el informe anual “Justicia en Números” que trae información sobre la productividad de los tribunales, sus gastos anuales y su gestión administrativa, o sea, todo lo que puede ser convertido en números e información estadística. Este informe ayuda a los ciudadanos y, principalmente al gobierno, a entender cómo su Poder Judicial se comporta frente a sus retos y objetivos y cómo invierte el dinero público, entre otras cosas.
Sin embargo, la reunión de los datos que componen el informe “Justicia en Números” solamente es posible a través de sistemas de informatización y gestión presentes en los tribunales de justicia. Estos sistemas de gestión procesal ayudan a los gestores públicos, a los magistrados, a los jueces y a los técnicos a tener una visión holística de la administración del tribunal y a tomar decisiones basadas en información precisa y clara, como, por ejemplo, la cantidad de procesos que cada juez juzga en determinado período de tiempo; la productividad de todo el juzgado y cuánto tiempo cada tipo de proceso espera hasta el fallo. Como vemos estamos hablando de mucha información, que va desde la más general hasta la más específica.
SAJ, que hoy es el sistema de gestión procesal del tribunal más grande de América Latina – el Tribunal de São Paulo -, lo ayuda a cumplir los retos de productividad y de mejoría en el aprovechamiento del dinero público.
Lo que hace SAJ es, de foma general, integrar los principales participantes de la justicia – ciudadanos, entes públicos y privados – facilitando el acceso de los brasileños a la justicia. De forma ágil, transparente, sostenible y económica, a través de procesos digitales, le proporciona a los juzgados que lo utilizan una rutina más moderna y productiva.
Los logros pueden comprobarse mirando los números del Tribunal de Justicia de São Paulo, que logró, entre muchas cosas, una disminución del 625% en el tiempo de trámite del proceso, o sea, desde el momento que entra en el sistema hasta el fallo; un ahorro en gastos anuales de aproximadamente el 40%; disminución del 26% en la necesidad de contratación de nuevas personas; aumento del 21% en la capacidad de trabajo de los magistrados repecto a los magistrados de otros tribunales que no utilizan ningún sistema de gestión de procesos; todo esto además de haber dejado de talar más de cien mil árboles.