Las instituciones tributarias y los organismos públicos en general han estado impulsando un proceso de modernización en los últimos tiempos.
Dentro de las soluciones innovadoras, se encuentra la adopción de la inteligencia fiscal. Esta engloba recursos que son empleados para detectar patrones de fraude, realizar auditorías y hacer análisis de riesgos, entre otros ejemplos.
A su vez, esto es posible gracias a tecnologías como el Big Data y la inteligencia artificial.
Si quiere documentarse con mayor profundidad acerca de este concepto, lo invitamos a leer hasta el final.
¿Qué es la inteligencia fiscal?
La inteligencia fiscal es un conjunto de actividades que están destinadas a agrupar y analizar efectivamente los datos fiscales que están distribuidos tanto en los sistemas gubernamentales, como en organizaciones privadas. Se trata de la integración de la tecnología dentro de los procesos fiscales para mejorar el cumplimiento tributario.
En definitiva, tiene como finalidad transformar los datos en un activo de conocimiento e impacto en la gestión tributaria y aduanera, así como lograr el uso eficiente de la información valiosa recabada para transformar la manera en que los Gobiernos efectúan su administración tributaria.
La combinación de IA, Internet de las Cosas (IoT), data analysis, ciencia de datos y data analytics, brinda beneficios exponenciales gracias a la recopilación y análisis de un gran volumen de datos de los contribuyentes en tiempo real para una mejor toma de decisiones, que impactará positivamente en diversas áreas administrativas gubernamentales.
La IA es una de las soluciones más aplicadas debido a que funcionan para automatizar tareas repetitivas, aumentar la precisión y la eficiencia y descubrir ideas y tendencias ocultas.
4 ventajas de la inteligencia fiscal
Ahora que sabe qué es y cuál es el objetivo que persigue, a continuación vamos a explicar en detalle los 4 beneficios principales que obtienen los Gobiernos del uso de la inteligencia fiscal.
1. Incremento de la recaudación tributaria
La inteligencia de datos permite procesar grandes volúmenes de información económica, categorizando mucho más rápido, con mayor objetividad y precisión que los seres humanos, con el objetivo de identificar situaciones de incumplimiento, mejorar el control y prevenir el fraude fiscal.
La predicción de ingresos es un área con un gran potencial para el desarrollo de aplicaciones de la inteligencia fiscal para los Estados.
2. Clasificación de contribuyentes
La inteligencia fiscal puede desarrollar un perfil preciso de cada contribuyente a partir del análisis de su comportamiento pasado y presente, lo que permite tener una tendencia posiblemente más acertada de cómo se comportará en el futuro.
En el contexto de la facturación electrónica, se pueden identificar patrones de consumo de una persona física a través de tecnología de “aprendizaje automático” o machine learning.
3. Reducción de la evasión fiscal
Como podrá imaginar, este tipo de tecnologías busca, principalmente, que disminuya la evasión fiscal.
Por lo tanto, permite detectar posibles irregularidades mediante el uso de algoritmos además de realizar un análisis de transacciones instantáneamente para reducir el fraude basado en sofisticados sistemas de aprendizaje profundo.
4. Diagnóstico y apoyo en la toma de decisiones
La inteligencia artificial es un ejemplo ideal de cómo una máquina puede reducir errores y agilizar procesos a partir del uso de sistemas capaces de generar estrategias optimizadas para resolver problemas de alta complejidad y ayudar a la toma de decisiones, incluyendo:
- Eficiencia en los cálculos, tiene un alto poder y eficiencia para realizar cualquier tipo de cálculo estadístico.
- Optimización de tiempos y recursos, es decir, procesar un gran volumen de información en menor tiempo.
- Soporte en auditorías, se puede aplicar IA en auditorías, lo que permite la reducción de tiempos ya que se tiene información en tiempo real.
Para un adecuado funcionamiento de la IA, los Gobiernos deben dotarse de activos humanos y tecnológicos con capacidad para:
- organizar y proporcionar todos los datos que la administración guarda en un formato uniforme;
- activar los ciclos de inteligencia correspondientes, a fin de transformar dichos datos en información útil para la toma de decisiones;
- gestionar el feedback respecto a la información difundida, para activar procesos posteriores;
La implementación de análisis de Big Data y sistemas basados en Inteligencia Artificial se puede incorporar a través de softwares y plataformas digitales destinadas para este fin. Generalmente, el desarrollo de soluciones de IA involucra diferentes plataformas, modelos y algoritmos integrados dependiendo del tipo de problema y el dominio (sector específico) de la solución.
Aquellas instituciones que opten por desarrollar soluciones internamente deberán asesorar y fortalecer sus equipos tanto en número como en tipo de perfiles, creando para ello un grupo con experiencia en el manejo de software libre, así como con capacidades relacionadas con técnicas de múltiples tipos de tecnologías.
Inteligencia fiscal: ¿Cuál es su función?
En esta era de autoridades fiscales más sofisticadas, junto a la correspondiente responsabilidad corporativa de pagar la cantidad correcta de impuestos, las instituciones requieren un nuevo tipo de función fiscal, «una inteligente», que esté conectada con el negocio y piense en los datos de manera diferente.
Esta función fiscal inteligente debe tener tanto el talento como la tecnología adecuada para aprovechar los datos para crear valor.
La encuesta de transformación y tecnología fiscal global de EY 2020 examinó los amplios esfuerzos que las instituciones están realizando en general para construir una función fiscal inteligente. Por ejemplo, uno de los resultados de este estudio es que el 46% de las funciones tributarias no supervisan el envío en tiempo real de datos transaccionales.
Históricamente, las funciones tributarias han prestado mucha atención a la presentación de declaraciones de impuestos, pero parece que no se han adaptado al mundo de las presentaciones «inmediatas» o casi en tiempo real de datos más detallados.
Aproximadamente la mitad de los encuestados informaron que dedican entre el 40% y el 70% de su tiempo a la extracción, manipulación y limpieza de datos antes de que estén listos para el procesamiento de impuestos. Además, un tercio de los ajustes manuales están relacionados con las asignaciones.
Uno de los factores que contribuyen es que solo el 10% de las organizaciones tienen un verdadero sistema de planificación de recursos empresariales (ERP) de instancia única. Las funciones fiscales deben centrarse en procesar los datos correctamente en la fuente, lo que significa configurar ERP y otros sistemas fuente correctamente para los requisitos fiscales.
Los datos de buena calidad en la fuente brindarán beneficios tangibles en sentido descendente, al reducir los riesgos, ahorrar el tiempo asociado con los ajustes manuales y permitir informes más frecuentes.
Asimismo, con datos fiscales de mejor calidad, las instituciones podrán aprovechar de manera efectiva los centros de servicios compartidos internos y/o subcontratar a proveedores externos para habilitar funciones fiscales que puedan centrarse en el trabajo de valor agregado.
En concreto, esta adaptación tecnológica en las instituciones también representa una ventaja para los Gobiernos.
Las autoridades tributarias están adquiriendo rápidamente conjuntos de habilidades en tecnología y datos, lo que les ha resultado de un buen avance en la materia de digitalización.
Dado ese entorno, más del 73% de las funciones tributarias encuestadas tienen la intención de contratar más profesionales de datos y tecnología, o dicho de otra manera, solo el 25% o menos anticipa contratar más contadores y abogados.
La creación de una función fiscal inteligente requiere un enfoque transformador. Los Gobiernos deben buscar desde cambiar las metodologías de trabajo internas hasta aprovechar la tecnología vanguardista.
Estas son las experiencias de inteligencia fiscal en los Gobiernos más representativas
El uso de los sistemas de inteligencia fiscal requiere de la comprensión íntegra sobre lo que requiere la plataforma para poder ejecutarse junto con el compromiso de los Gobiernos para que pueda llevarse a cabo satisfactoriamente.
En un estudio realizado por la Organización Mundial de Aduanas (WCO), donde realizaron una encuesta a 38 países con el objetivo de verificar las tendencias tecnológicas en la materia, se pudo evidenciar que el 89% de los Estados buscan implementar un análisis de riesgo donde la solución principal es la inteligencia fiscal mediante la incorporación de tácticas que permiten identificar el fraude y contrabando.
Para esto, el 57% de los Gobiernos encuestados ya iniciaron el diseño de cambios enfocados a una administración con evaluaciones integradas, impositivas y aduaneras.
En este sentido, se puede evidenciar que los Gobiernos tienen proyectado realizar metodologías de trabajo para una mejor administración tributaria mediante la selección inteligente y automatizada de casos para la fiscalización a través de la creación de perfiles de riesgos predeterminados.
Todo esto junto con el análisis bajo una visión integradora de conceptos aduaneros e impositivos como su principal herramienta para combatir ilícitos tributarios, como lo es la evasión, el fraude, contrabando y el lavado de dinero.
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