La modernización del poder judicial llegó para quedarse. Es impensable volver al expediente físico después de los óptimos resultados que el proceso digital ha ganado en los tribunales donde es implantado. Esa mejora no es notada solamente en los magistrados y empleados públicos, pero también para todos los ciudadanos que buscan la justicia como forma civilizada para resolver los conflictos cotidianos de personas, compañías y gobierno.
Mejora al ciudadano porque el trámite del expediente digital en los juzgados y salas es más rápido, porque los magistrados elaboran y juzgan las sentencias con el apoyo de la tecnología, y porque los empleados cumplen ágilmente las decisiones proferidas por los jueces con la ayuda de rutinas automatizadas, que transforman días en minutos.
Esa nueva situación impacta también a los abogados, principalmente, aquellos que se aprovechan de la justicia lenta y burocrática, de las malas compañías que no respetan el derecho del ciudadano como consumidor y de los criminales que, más temprano que esperaban, enfrentarán al juzgamiento de sus crímenes.
En fin, se abre un mundo nuevo para todos.